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La inteligencia emocional en la infancia

Determinadas situaciones  nos pueden ayudar a darnos cuenta que un niño no está madurado emocionalmente.  Las rabietas son muy típicas entorno a los 2 años de edad, pero en niños mayores de dos años  nos están indicando que tiene un problema de regulación de sus emociones.

Lo que comúnmente se considera inteligencia se refiere a las habilidades del pensamiento racional, cognitivo, capacidades como la memoria y la aptitud matemática, que ayudan a los niños en su desempeño académico.

Por otro lado, la llamada inteligencia emocional, concierne a las habilidades involucradas en el comprender los sentimientos propios y ajenos, y aplicar este conocimiento al comportamiento.

Para desarrollar la inteligencia emocional de los niños tenemos que tener en cuenta que lo primero de todo va a ser aprender a identificar las emociones propias y aprender a identificar las emociones que están experimentando los demás.

Tenemos que aprender a controlar las emociones y para eso debemos encontrar el equilibrio necesario, saber que es lo que me está pasando, qué estoy pensando que me está haciendo sentir de esa manera para aprender a controlarme y autoregularme.

Tenemos que aprender  y  canalizar las emociones de tal manera y que fortalezca las relaciones y no que sea de forma contraria.

La inteligencia emocional de tus hijos puede estimularse y fortalecerse mediante experiencias y actividades durante su infancia, ya que el cerebro en desarrollo cambia según la interacción de los niños con su entorno. Para esto, es crucial que los padres de familia se conecten con las emociones de sus hijos desde pequeñitos.

Es de sus padres donde los niños aprenden sobre sí mismos, sobre los demás, y acerca del mundo en el que viven. Es en el hogar donde se enseña a reconocer, manejar, y expresar la gama de emociones que experimentamos los seres humanos.

Ya que la inteligencia emocional se desarrolla mediante la observación, la imitación, la instrucción, y la aplicación, corresponde a los padres de familia servir de ejemplos, y ejercer como educadores y entrenadores.

Ejercicios para la inteligencia emocional

1. Observa y escucha a cada uno de tus hijos con atención plena.

2. Demuéstrale a tus hijos que sus sentimientos son importantes.

3. Háblale a tus hijos sobre las emociones: dicha, temor, enojo, tristeza, etc.

4. Permite que tus hijos expresen de forma segura sus emociones negativas.

5. Crea un ambiente familiar cómodo, abierto al diálogo.

6. Demuéstrale a tus hijos respeto, comprensión, y aceptación.

7. Juega al reconocimiento de emociones en personajes de cuentos, libros, y TV.

8. Preséntale a tus hijos dibujos representativos de las emociones principales y nómbrenlas.

9. Propicia que tus hijos hagan amistades, para practicar la convivencia con compañeros.

10. Recuerda darle a tus hijos su dosis diaria de afecto y apoyo

Actitudes que bloquean y suponene una barrera  a la inteligencia emocional

A pesar de tus mejores intenciones, inevitablemente flaquearás y fallarás al impartir y compartir las lecciones de la inteligencia emocional a tus hijos. Ponte en alerta a los errores más comunes que cometemos los adultos al criar y educar niños emocionalmente inteligentes.

1. Ignorar los sentiminetos de los niños: no tomar en cuenta, o actuar como si no notáramos las manifestaciones de sus emociones. «No le hagas caso cuando llora.»

2. Menospreciar las emociones de los niños: subestimar el valor y el impacto de sus sentimientos en su vida y relaciones. «Es muy chiquito, se le va a pasar el miedo y ni se acordará.»

3. Minimizar los problemas de los niños: reducir la importancia de las dificultades y desafíos que se les presentan. «¿Por qué te pones así por esa tontería?»

4. Castigar a los niños por sentir emociones: regañarlos, criticarlos, o implementar consecuencias punitivas por tener sentimientos negativos o intensos. «¡Eso te pasa por enojarte!»

5. Interrumpir a los niños cuando expresan sus experiencias: desperdiciar oportunidades de ayudarles a entender sus emociones y las situaciones que las precipitan. «¡Deja ya de hablar de eso, para que se te olvide!»

contento A partir los los 2 años y medio puede empezar a trabajarse con las emociones de los niños.

Cuándo los niños son pequeñitos hay que mandarles frases muy cortas (actuar más y hablar menos).

Cuándo  son algo mayores  podemos empezar a razonar, pero nunca en el momento de rabieta. Cuándo estén relajados será cuando podremos hablar con ellos y podremos incidir en la importancia de hablar, de comunicar los sentimientos,de que forma los podemos expresar.