La inteligencia emocional engloba las aptitudes y capacidades que muestra una persona a la hora de manejarse en la relación con los demás y consigo misma, y es la que le lleva a desenvolverse con éxito especialmente ante las adversidades que se presentan en la vida. La etapa infantil y la adolescencia suponen la gran oportunidad para anticiparnos, fortalecernos y prepararnos ante la vida. Proporcionarles una adecuada inteligencia emocional conlleva facilitarles un buen manejo de las emociones así como el autocontrol de las mismas con el fin de aumentar la capacidad de adaptación a las diferentes circunstancias que se les van presentando. Al ser una habilidad, requiere de entrenamiento.

Los pilares básicos del entrenamiento son:

  • Aprender a identificar las emociones propias y ser más hábiles también respecto a las que experimentan los demás. Autoobservación y Empatía emocional.

 

  • Ser capaces de autorregularse y proporcionarse a sí mismos el equilibrio necesario para que las emociones lejos de ser un problema, resulten una respuesta natural y adaptativa, mediante técnicas de autocontrol emocional.

 

  • Saber expresar y canalizar sus emociones de manera que fortalezcan sus relaciones y no al contrario, que las entorpezcan, gracias a una comunicación positiva.

 

En este tipo de entrenamiento, existe la posibilidad de crear un grupo para realizar el mismo.

 

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