La depresión y la ansiedad son dos trastornos diferenciados que presentan diferentes causas, tratamiento y diagnóstico. Pero en ocasiones aparecen de forma conjunta y presentan síntomas comunes junto a los particulares de cada trastorno.

Síntomas coincidentes

  • Sensación de indefensión y  baja autoestima. Quien las padece se siente incapaz para enfrentarse a las circunstancias y dificultades de la vida, incluso las más pequeñas tareas cotidianas se presentan como un reto. Los pensamientos de duda, incapacidad y negación inundan  mente.

 

  • Alto nivel de afecto negativo. En ambos trastornos hay un elevado nivel de dolor emocional. Esto se expresa en sufrimiento interno, bajo estado anímico, sensación de culpabilidad, malestar, irritabilidad, mal humor o susceptibilidad. Unido a la sensación de que nada merece la pena.

Síntomas diferentes

  • Anhedonia. La depresión muestra un bajo nivel de afecto positivo, que lleva a la incapacidad para el placer o la satisfacción. No  encuentra placer en nada de lo que le rodea. Sin embargo la persona que sufre  ansiedad sí puede encontrar satisfacciones en su día a día.

 

  • Hiperactivación. En el trastorno de ansiedad, se puede presentar gran activación, normalmente no canalizada. Esto se produce cuando prevén un daño (se evalúa una situación como peligrosa cuando realmente no lo es), de modo que el cuerpo se activa mostrando una gran activación y de tensión que no tiene salida práctica.

 

¿Qué es entonces el trastorno ansioso-depresivo?

En el trastorno mixto ansioso-depresivo, se observan síntomas tanto de la ansiedad como de la depresión y la intensidad de ambos es más o menos equivalente. Así, el trastorno mixto ansioso-depresivo no es tan intenso como la depresión ni como la ansiedad ‘puras’, aunque sin duda la combinación de ambas realmente afecta a quienes lo padecen.

En este trastorno, incluso pueden aparecer síntomas que parecen antagónicos, como la hiperactivación y el bajo nivel energético. La persona que sufre este trastorno mixto puede tener ataques de angustia, tensión, preocupación excesiva y estados de pánico, taquicardia, dolores estomacales, temblores, etc., que aparecen a la par del bajo estado de ánimo, la poca energía y la anhedonia. Sería algo así como estar en tensión tirado en el sofá y con imposibilidad para descargar la tensión acumulada.

La ansiedad funciona a través de anclajes negativos. Nos quedamos “enganchados” en respuestas automáticas asociadas al estímulo supuestamente peligroso. Si no nos quitamos algo de la cabeza, el cerebro comienza a generalizar ese estímulo a estímulos parecidos, en el significado, en la forma, en el simbolismo, en lo que sea. Cada vez hay más estímulos que provocan la misma ansiedad a la vez  que cada vez hay más cosas, situaciones, contextos, que provocan respuestas de ansiedad.

En la depresión los pensamientos rumiativos negativos son muy presentes. La rumiación se caracteriza por estar centrada en la emoción y nos lleva a dirigir la atención hacia los sentimientos y pensamientos negativos de una forma pasiva y repetitiva, y esto nos puede pasar ante cualquier cosa.

 

Para considerarse trastorno mixto ansioso-depresivo, los síntomas deben durar un mínimo de dos semanas o un mes de forma conjunta. No deben derivarse de otros trastornos ni de experiencias traumáticas.

Depresión y ansiedad son trastornos independientes con sus propias vías de curación. En el tratamiento de los casos de trastorno mixto, el psicólogo utiliza técnicas y estrategias seleccionadas de ambos tratamientos con el fin de mejorar el bienestar y la calidad de vida del paciente. Si te encuentras en esta situación un profesional de la salud especialista en este ámbito te será de gran ayuda.